Dólares sin dirección: El costo de improvisar

El Fondo Monetario Internacional (FMI) sigue apoyando a la Argentina financieramente para reforzar las finanzas públicas del país, esto abarca la reducción de la inflación y la suma de reservas.

Directorio Ejecutivo del FMI


Ustedes se preguntarán: ¿Hace falta dinero del exterior para cumplir ambos objetivos? La respuesta es: no necesariamente. 
Entonces, ¿por qué el FMI sigue prestándole dinero a la Argentina?
Bueno, la respuesta es muy amplia y tiene muchas aristas. En principio, el apoyo del FMI es para sentar las bases de un crecimiento más vigoroso y sostenible impulsado por el sector privado, en una coyuntura mundial más complicada. En ese sentido, y a pesar de no haberse cumplido la totalidad de las metas pactadas en abril entre la Argentina y el FMI, el Directorio Ejecutivo del FMI concluyó que la ejecución del programa con la Argentina ha sido sólida, como resultado de políticas adecuadamente estrictas.

Ahora bien, el organismo internacional hizo observaciones muy puntuales en su comunicado, en donde manifestó que si bien quedó sin cumplir para mediados de junio la meta cuantitativa de acumulación de reservas internacionales netas (RIN), sí se cumplieron otros criterios de ejecución y metas indicativas clave.

Con estas observaciones sobre la mesa del Directorio, el mismo hizo posible un nuevo desembolso para la Argentina de DEG 1.529 millones (aproximadamente USD 2.000 millones).


Al término de las deliberaciones del Directorio Ejecutivo sobre Argentina, la Directora Gerente, Kristalina Georgieva, realizó la siguiente declaración:


“La nueva fase del programa de estabilización de Argentina, respaldado por el acuerdo del Servicio Ampliado del FMI, ha tenido un comienzo positivo, a pesar de la coyuntura mundial más complicada. La orientación restrictiva adecuada de las políticas macroeconómicas ha permitido una transición fluida hacia un régimen cambiario más flexible y la relajación de la mayoría de los controles y las restricciones cambiarias. La desinflación se ha reanudado, la economía ha continuado su expansión y la pobreza ha seguido reduciéndose. En particular, Argentina ha recuperado el acceso a los mercados internacionales de capital antes de lo previsto, aunque el riesgo soberano sigue siendo alto.


La meta de déficit fiscal cero sigue siendo el ancla principal de la política económica. Los controles y la disciplina del gasto garantizan el cumplimiento del objetivo de superávit primario del 1,6% del PIB que las autoridades marcaron para este año, además de que crean margen para proporcionar una asistencia social adecuada a los más vulnerables. De cara al futuro, la consolidación fiscal debe continuar, respaldada por reformas fiscales bien secuenciadas, incluyendo al sistema tributario. Es importante garantizar que cualquier nueva iniciativa tributaria o de gasto esté financiada en su totalidad.


La desinflación y el proceso de remonetización en curso deben seguir contando con el respaldo de unas condiciones monetarias restrictivas. Las correcciones introducidas en el marco monetario deben seguir mejorando la gestión de la liquidez y mitigar la volatilidad de las tasas de interés. Por su parte, para anclar aún más la desinflación, sigue siendo esencial una mayor claridad con respecto al régimen monetario a mediano plazo.



Debe mantenerse la flexibilidad cambiaria, además de seguir realizándose esfuerzos sostenidos para reconstituir las reservas. Esto es fundamental para que Argentina pueda gestionar mejor los shocks y lograr un acceso duradero a los mercados internacionales de capital en condiciones más favorables. 


Deben profundizarse los esfuerzos en curso para desregular la economía, reducir las barreras a la entrada y mejorar la gobernanza y la eficiencia del Estado. Debe prestarse una mayor atención a la aplicación de reformas bien secuenciadas destinadas a: i) mejorar el mercado laboral para promover el empleo formal y facilitar la movilidad laboral; ii) estimular la inversión extranjera directa mediante la implementación consistente e imparcial del régimen de incentivos para grandes inversiones (RIGI), y iii) aumentar la apertura comercial, continuando la reducción de los impuestos a la exportación que provocan distorsiones, siempre que lo permitan las condiciones fiscales.



Frente a los riesgos aún elevados, formular políticas con agilidad y preparar planes de contingencia sigue siendo esencial para proteger los objetivos del programa. La continua preparación y una comunicación clara de las políticas, así como también el apoyo social bien focalizado, serán fundamentales para ampliar el consenso social y político en torno al programa”
, concluyó Kristalina Georgieva.


Pareciera que la Directora Gerente del FMI es lectora de Tutopsia, porque prácticamente todo lo que menciona en el comunicado es lo que vengo manifestando desde este espacio, a excepción de que la pobreza, a mi criterio, es demasiada alta para un país con el potencial que tiene la Argentina. Ahora bien, promover el empleo formal, es fundamental, y estoy 100% de acuerdo, pero no observo que desde el gobierno se estén tomando acciones para mejorarlo. El FMI le esta diciendo que preste atención a este punto, y el gobierno lo debe hacer por muchos motivos, que será para otro análisis.


Con respecto a la apertura comercial, ojo con esto, el FMI hace hincapié en este punto, sólo con la reducción de los impuestos a la exportación, es decir, la baja de las retenciones. Hace tan poco unos días el Gobierno argentino bajó considerablemente las alícuotas de las cadenas de grano en un 20% y para la cadena de ganado y carnes en un 26%, que sumada a la devaluación de julio mejoran sustancialmente la competitividad de las exportaciones de Argentina. Ambas medidas se dieron como un manotazo de ahogado, para que el FMI le de el desembolso de los 2.000 millones de dólares. No hubo una planificación, y eso es lo preocupante. Ya que el equipo económico de la Argentina insistía en que no había atraso cambiario. 


Ahora bien, estas últimas dos medidas mencionadas están mejorando el tipo de cambio real multilateral, siempre y cuando la inflación no aumente en la misma cuantía que la variación del tipo de cambio nominal. Para lograr esto, el fondo le pide que mantenga las condiciones monetarias restrictivas en este proceso de remonetización, mejorando la gestión de la liquidez y mitigar la volatilidad de las tasas de interés. Es decir, tasa de interés positiva en pesos e incentivar la remonetización de la economía, vía dólares del colchón, RIGI, ciudadanía por inversión, etc.

El FMI ha dado su voto de confianza, pero la Argentina no puede seguir improvisando. Sin planificación, el ingreso de dólares a través de préstamos que no se traduce: en una mayor producción, más empleo formal, menos pobreza ni acumulación de reservas internacionales, funciona como una droga que genera una sensación pasajera de alivio, pero no enfrenta ni resuelve los problemas reales del país.

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