Tarifas y Salarios ¿Cuál es la causa real de la Aceleración Inflacionaria?

La inflación en Argentina aumentó y cortó el proceso desinflacionario. Los salarios, convertidos en la principal variable de ajuste, no permitieron que la inflación se desacelerara. La clave de esta aceleración son los servicios regulados.

Hace tan solo dos meses había empezado a advertir que el proceso de la desaceleración de la inflación se había encontrado con una pared, y que comenzaba a haber indicios de que la inflación lentamente estaba entrando en una nueva fase. La realidad económica argentina confirmó la advertencia.

En ese sentido, el INDEC reportó que la inflación fue del 2,5% en noviembre, reflejando una variación mayor en 0,2 puntos porcentuales respecto a octubre que había dado un 2,3%. 

Este dato corta la tendencia desinflacionaria, hasta Octubre de 2025 la inflación acumulada interanual había sido del 31,3% y con el último dato de noviembre, la misma tiene una variación interanual del 31,4%. 

Por ende, la inflación no sube solamente de manera intermensual sino también interanual. La promesa de la desinflación rápida choca contra la cruda verdad ya que la inflación se está acelerando por decisiones políticas del propio gobierno.



La tesis que manejan algunas consultoras, y que el gobierno ejecuta, es que la aceleración actual se debe a la necesidad "imperiosa" de eliminar la inflación reprimida. Se citan estudios que comparan la estructura de precios actual con el primer semestre de 2019, supuestamente la "última etapa previa de orden macroeconómico". Según esta métrica, existe un rezago de 4.2 puntos porcentuales a corregir, principalmente en servicios públicos (luz, gas, transporte).



La Falacia del Punto de Comparación Arbitrario

Aquí radica la falacia técnica porque al utilizar el primer semestre de 2019 como punto de partida es un ejercicio de arbitrariedad macroeconómica que ignora por completo la variable más sensible y crucial de la economía, que es el ingreso disponible de los trabajadores.

El año 2019 fue un año que se caracterizó por haber sido un momento donde las tarifas alcanzaron un nivel más cercano a sus costos reales, pero fue en un contexto de poder adquisitivo del salario que era significativamente superior al actual.

El gobierno, en su afán por mostrar disciplina fiscal, ha utilizado al salario real como una variable de ajuste para combatir a la inflación en estos años. Por ende, el poder adquisitivo del salario real ha caído de forma acumulada desde aquel punto de referencia de 2019 hasta fines de 2025.

En ese sentido, al intentar corregir los precios relativos heredados aplicando tarifas "reales" sobre un ingreso que es irreal respecto a años anteriores es un error que termina produciendo el efecto inverso. Es decir, el resultado deseado es bajar la inflación. Sin embargo, el efecto real de subir el costo que pagan los usuarios por los servicios dado un ingreso disponible menor, repercute en la inflación, en donde esta aumenta en un contexto de salarios reprimidos. 

Por lo tanto, la tarifa de luz o gas no está retrasada; es el bolsillo de las empleados en relación de dependencia el que está retrasado y no puede absorber el impacto y a su vez se ingresa en una dinámica de aceleración inflacionaria en la última parte del año.


Inflación por Decreto y su Efecto 

La aceleración de noviembre fue un fenómeno provocado directamente por la política tarifaria. La división de Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (3,4%) y Transporte (3%) lideraron la suba, impulsadas por las subas en las tarifas, un promedio del 3,8% en luz y gas, y casi un 10% en colectivos del AMBA.


Las subas de los servicios regulados (que crecieron un 2,9%, por encima del índice general), actúan como un impuesto regresivo que atenta directamente contra el ingreso disponible:

  1. Gasto Fijo Ineludible: Las tarifas son gastos fijos esenciales que no pueden ser recortados.

  2. Proporción Aumentada: Al caer el salario real (la torta del ingreso se achica), el porcentaje que los servicios básicos representan en el presupuesto familiar se dispara.



La errónea decisión del gobierno no es la corrección per se, sino el timing y la magnitud de la misma, priorizando el indicador fiscal (cumplir con el FMI y reducir subsidios) por encima de la estabilidad social. Las proyecciones de una inflación que no bajaría del 2% en los próximos meses son la confirmación de que esta política, aunque busque el orden macro, condena al salario a seguir siendo la variable de ajuste.


El ajuste tarifario, justificado bajo una tesis errónea, no es la solución, sino que es el impulso de una nueva fase de inestabilidad.

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