Retenciones cero: ¿Corrida cambiaria controlada?

La eliminación temporal de retenciones, la baja de tasas y la venta de dólares del Banco Central configuran un escenario de alta fragilidad. Mientras negocia ayuda externa, Milei necesita frenar una corrida cambiaria.



En un mes de septiembre marcado por la volatilidad cambiaria y la pérdida acelerada de reservas, el Gobierno nacional anunció que no aplicará retenciones a la exportación de granos hasta el 31 de octubre. La medida busca aumentar la oferta de dólares en un mercado prácticamente paralizado.

La decisión llegó luego de que el dólar oficial alcanzara los $1.515, en medio de una corrida que obligó al Banco Central a intervenir fuertemente. En solo tres días, la autoridad monetaria vendió USD 1.110 millones, con un pico de USD 678 millones el viernes. El saldo semanal fue una pérdida de USD 1.050 millones en reservas.

Según estimaciones del sector rural, quedan unas 10 millones de toneladas de soja sin vender, lo que podría representar una inyección significativa de divisas si se concreta la liquidación. Sin embargo, del otro lado del mostrador, los importadores buscan adelantar operaciones, lo que podría neutralizar el efecto neto sobre el mercado cambiario.

El salto del riesgo país a 1.500 puntos básicos, aceleró la medida de retenciones cero, ya que llegó a su nivel más alto en más de un año. Argentina superó a Bolivia y quedó como el segundo país con mayor riesgo de la región, detrás de Venezuela.

El factor decisivo que alimentó la presión cambiaria responde a una combinación de desprolijidad, descoordinación en la toma de decisiones y una impericia económica significativa entre el equipo económico y el Banco Central. La crisis, en buena parte, fue auto infligida.

Todo comenzó con la salida de las LEFIs, lo que generó una expansión monetaria. La tasa de interés comenzó a elevarse rápidamente, y el BCRA reintrodujo pases pasivos para absorber pesos. Las señales fueron confusas y desordenaron el mercado de tasas.

Ya con el resultado electoral adverso y la recesión a la vista, el equipo económico dio un giro inesperado: junto al Banco Central, convalidaron una fuerte baja de tasas de interés para intentar frenar la caída de la actividad antes de las elecciones de octubre. La TNA de plazos fijos mayoristas cayó de 67% a 45%, y la tasa de pases pasivos se ubicó en 40%. Aunque busca reactivar el crédito, la medida reduce el atractivo de instrumentos en pesos y acelera la dolarización, lo que presiona aún más sobre el tipo de cambio.

La combinación de intervención cambiaria, expansión monetaria, baja de tasas y retenciones cero configura un escenario de alta fragilidad. El Gobierno apuesta a medidas de corto plazo para contener la crisis, mientras negocia un auxilio financiero con el Tesoro de Estados Unidos. Por ahora, los mercados siguen en alerta y la economía real comienza a sentir el impacto.





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