El Tesoro renovó el 100% de la deuda en pesos: estrategia, tasas y efecto en el dólar

Medidas monetarias permitieron un rollover total de la deuda en pesos, pero aumentan las señales de enfriamiento económico y presión sobre activos.

Pablo Quirno, secretario de Finanzas de la República Argentina



Esta semana, el equipo económico consiguió renovar más del 100% de los vencimientos de deuda en pesos, que ascendían a $7,7 billones. El resultado fue producto de una estrategia coordinada entre la Secretaría de Finanzas y el Banco Central, que combinó incentivos financieros, medidas regulatorias y una fuerte intervención en el mercado de futuros.

En la previa a la licitación, el BCRA anunció un aumento de 3,5 puntos porcentuales en los encajes bancarios a partir del 1° de septiembre. Además, elevó en 2 puntos la porción de encajes que puede integrarse con títulos públicos, llevando el coeficiente total sobre cuentas corrientes al 53,5%, el nivel más alto en tres décadas. Esta medida obligó a los bancos a participar en la licitación, adquiriendo instrumentos con vencimientos superiores a 60 días.

Desde la Secretaría de Finanzas, se convalidaron tasas elevadas en las LECAP de corto plazo. La letra al 30 de septiembre pagó una tasa efectiva mensual (TEM) del 4,81%, lo que implica una TIR superior al 75%. Esta decisión mantuvo el atractivo de los instrumentos más cortos, en línea con la estrategia de sostener el financiamiento sin comprometer el perfil de vencimientos.

Los instrumentos que mayor volumen de pesos lograron captar fueron las letras TAMAR, con vencimientos en enero y febrero de 2026. En conjunto, absorbieron más de $4,6 billones, impulsadas por una fórmula de rendimiento que combina el promedio de la tasa TAMAR —que esta semana superó el 64%— con un spread adicional: 1,64% TNA para enero y 1,5% para febrero. Estos títulos funcionaron como el principal incentivo que el equipo económico ofreció a los bancos para que participaran en la licitación, permitiendo al Tesoro absorber una porción significativa de liquidez y consolidar su estrategia de estabilización del tipo de cambio, manteniéndolo por debajo de los $1400. Además, representaron una herramienta de cobertura frente a la volatilidad de tasas y las expectativas inflacionarias, atrayendo a un número relevante de inversores financieros.



El Banco Central también intervino en el mercado de futuros del dólar, contribuyendo a frenar la escalada del tipo de cambio. Esta acción, sumada al apretón monetario, logró evitar que el dólar superara los $1400.

El costo de esta estrategia no es menor. La economía muestra señales de enfriamiento, con caída sostenida de las acciones argentinas y una suba del riesgo país, que refleja la percepción de mayor intervención y menor dinamismo. El desafío será sostener la estabilidad cambiaria sin ahogar la actividad.

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