La nueva trampa de la deuda en pesos: tasa más alta y vencimientos cortos
El Gobierno argentino eleva la tasa de interés en sus colocaciones de corto plazo para absorber liquidez en pesos, siguiendo la estrategia recomendada por el FMI: menos indexación y más títulos a tasa fija, aún cuando los riesgos financieros se multiplican.
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En las licitaciones de julio, el Tesoro se vio obligado a pagar un premio mayor para captar fondos en pesos. Esto se dio en el contexto del desarme de las LEFI, reemplazadas por LECAP con vencimientos concentrados, una jugada que habría sido subestimada por el equipo económico. Si bien muchos analistas anticipaban una baja en las tasas, el rebote fue inmediato. La baja de inflación resultó insuficiente frente a las crecientes expectativas de corrección cambiaria, lo que obligó al Tesoro a pagar rendimientos más altos para sostener la demanda de deuda doméstica.
Además, al rollear más del 100% de los vencimientos en pesos, los intereses se capitalizan, lo que incrementa el stock total de deuda de manera acelerada. Hoy, al tipo de cambio oficial, la deuda en pesos a tasa fija ya supera el monto que Argentina debe al FMI.
La reciente suba, explicada por la necesidad de pagar un mayor premio ante el desarme de instrumentos indexados y el riesgo cambiario latente, podría encajar en una onda B vertical, en términos de análisis técnico. Pero si el Gobierno logra consolidar un entorno de mayor estabilidad, acumulación de reservas y credibilidad macroeconómica, no se descarta una nueva fase de tasas a la baja, alineada con un ciclo de normalización financiera.
No obstante, la clave está en no atrasar el tipo de cambio. Con la próxima temporada alta de liquidación agroexportadora todavía lejana, un dólar atrasado aumentaría considerablemente la probabilidad de un salto abrupto en su cotización. Esta corrección licuaría parte de la deuda en pesos a tasa fija, aliviando el pasivo en términos reales pero generando tensiones sobre precios, reservas y expectativas del mercado.