Impuestos récord: el agro tributa el 63,6% de su renta en el segundo trimestre
La reducción temporal de las retenciones no logró traducirse en una mejora de la rentabilidad para los productores agrícolas debido a la fuerte presión impositiva y la baja de los precios.
De acuerdo con el Índice FADA en el segundo trimestre de lo que va del año, el 63,6% de la renta agrícola promedio se destina al pago de impuestos, dejando un margen muy acotado para el productor después de cubrir todos los costos de producción. La carga tributaria sigue siendo uno de los principales factores que limita la recuperación del sector, aún en un contexto de mayor volumen exportado.
En el caso del sector agroexportador representado por CIARA, en junio liquidaron 3.706 millones de dólares, cifra récord de los últimos meses. Pero el récord es explicado por la cercanía de la finalización de la baja temporal de las retenciones, en donde, productores y exportadores se anticiparon y liquidaron para maximizar el beneficio. Desde julio, el esquema de retenciones vuelve a su formato original tras el vencimiento del régimen transitorio que había reducido alícuotas desde enero. La soja pasó de tributar un 26% a un 33%, el maíz y el sorgo subieron del 9,5% al 12%, y el girasol del 5,5% al 7%.
Ahora bien, el Índice FADA a nivel general fue del 63,6%, pero el índice por cultivos es bastante heterogéneo, en el caso del trigo el índice es muy alto siendo del 78,2%, y en el caso del maíz es mucho más bajo siendo de un 53,4%.
En ese sentido, la preocupación del sector aumenta debido a la baja rentabilidad, FADA menciona en su informe de junio que en los últimos tres meses con baja temporal de las retenciones, se tradujo en una rentabilidad del 9,8%, es decir, lo que queda como ganancia para el productor luego de cubrir los costos.
“Para producir es necesario pagar diferentes costos: las semillas, los fertilizantes, los salarios, fletes, seguros, etc. Una vez que se cosecha, se vende el cultivo. La plata que queda después de pagar los costos se divide en tres: el valor de quienes alquilan la tierra para producir (26,6%), la ganancia (9,8%) y los impuestos que se pagan (63,6%). Esto último medimos en el Índice FADA, cuánto es el peso de los impuestos para quienes trabajan la tierra”, explica Nicolle Pisani Claro, Economista Jefe FADA.
La diferencia territorial también cuenta. Mientras Entre Ríos registra una presión fiscal del 69,1%, Santa Fe del 58,6%. La explicación no está solo en los tributos, sino en los rendimientos, la distancia a los puertos, las guías, las tasas, los fletes. En algunos casos, como en San Luis o La Pampa, la carga se parece más a una aduana interna que a un esquema tributario productivo.
El Índice FADA de junio subió comparado a marzo. “Aún con el efecto de la baja temporal de Derechos de Exportación (DEX), la caída en los precios fue tal que genera un menor valor de la producción de los granos y, con ello, un mayor peso de los impuestos”, revela Antonella Semadeni, economista FADA.
Ahora bien, dado que un sector con una ventaja comparativa importante para poder producir en cantidad y aumentar sus exportaciones, resulta paradójico que se lo asfixie con impuestos. La pregunta subyacente surge: ¿por qué no darle incentivos fiscales, a nivel municipal, provincial y nacional, que permitan al Estado recaudar lo mismo o incluso más, pero sobre la base de una producción aún mayor. Y a su vez financiar obras que permitan bajar el costo del transporte. El camino parece evidente, se requiere un trabajo conjunto entre el sector privado y el Estado. La solución está al alcance; sólo hace falta decisión y coordinación para alcanzarla.
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